Este pasado domingo 5 de agosto fue un día feliz. Presenté mi poemario Tierra de nadie, editado por Anorak Ediciones, en Soria, como autor invitado a la Feria del Libro Expoesía, junto con mi admirada y gran poeta Carmen Aliaga, quien hizo de maestra de ceremonias. La ciudad nos recibió con entusiasmo, acogiéndonos con su cielo limpio y su cálida luz veraniega. En su bellísima Dehesa, los célebres jardines botánicos de la Alameda de Cervantes, nos rodeó de la exuberancia de su naturaleza vegetal y de numerosos amantes de la poesía que nos acompañaron durante el acto. Hasta una ardilla roja, tímida habitante de un pino cercano, se hizo visible para darnos la bienvenida. Fue una presentación emotiva y hermosa.
Agradezco de todo corazón a Carmen Aliaga su entusiasmo y su generosidad por elevar mis poemas, una vez más, con tanto mimo y sensibilidad. También os doy las gracias a vosotros, los lectores, los siempre fundamentales, por hacer posible que la literatura tenga sentido, y a Antonio, afanado librero de Santos Ochoa El Rosel. Y, por supuesto, a los organizadores y responsables de Expoesía, que este año ha alcanzado su undécima edición, por defender las letras y el placer de la lectura en estos tiempos veloces donde el ritmo pausado, más que nunca, se ha convertido en un preciado y exótico tesoro. ¡Viva la literatura!
Os dejo una pequeña galería con algunos de los momentos que se vivieron en Soria.
Un momento de la presentación. Carmen Aliaga, con inmensa sensibilidad y su potente y lírica voz, desgranando los entresijos de ‘Tierra de nadie’.
Un servidor, junto con mi querida y admirada Carmen Aliaga, en un momento de la presentación. Fue un privilegio contar con su alegría y fortaleza innatas y su luminosa pasión por la poesía.
Durante la presentación leímos algunos poemas de ‘Tierra de nadie’ que fueron recibidos con entusiasmo por el público.
Un instante de la presentación. Carmen Aliaga durante su intervención.
Un instante de la presentación. Un servidor durante su intervención.
Un encuentro muy especial: Carmen Aliaga y un servidor junto Trinidad Ruiz Marcellán, poeta y editora de Olifante Ediciones de Poesía.
Presentadora y presentado bajo el Árbol de la Música, custodiado por la estructura del quiosco, alrededor del cual se encontraban las casetas de la Feria. El primer Árbol de la Música fue un olmo que se plantó en 1611. Este primigenio ser vivo murió enfermo de grafiosis, y en 1988 fue talado y se plató en su lugar este castaño de indias traído de Alemania.
Paseantes y lectores disfrutando del ambiente de la Feria y de la Dehesa.
Así de concurrido estaba el ambiente en la Alameda de Cervantes, el hermosísimo jardín botánico de Soria. Al fondo, detrás de árboles y casetas, la ermita de Nuestra Señora de la Soledad, del siglo XVI.
Un detalle más de la bella Dehesa soriana: un hórreo que es, en realidad, un palomar. Ahora vigila una de las entradas al parque.