Ayer me reencontré con unos lectores muy especiales. Os explico: son intrépidos, son sensibles, rebosan brillantez y deseo de desafiar los límites del mundo. Saben que más allá de la cornisa de hielo sigue habiendo cosmos por descubrir. De esta pasta tan especial están hechos los lectores del CEIP Tomás Alvira de Zaragoza. Volvieron a invitarme a su acogedor club de lectura para continuar dialogando sobre Tierra de nadie. Y vaya si dialogamos. La sesión tornó filosófica desde el primer instante. Hablamos -y definimos, y delimitamos- la soledad, las mecánicas de construcción social del sentido, la naturaleza del bien y del mal o el peligro de un uso irracional de las nuevas tecnologías, entre otros temas igual de fascinantes. Regresé a casa emocionado. No es para menos.
Gracias, de nuevo, a Carmen Nogués, a Pilar Alled, a Isabel y a todos los afanados lectores de la tertulia por acogernos con tanto entusiasmo, cariño y pasión a mí y a mi poemario. Sois un lujo titánico.
