Ayer me reuní con los lectores de una biblioteca muy especial para mí, la Ricardo Magdalena, situada en una «terra nullius» entre los barrios de Las Fuentes y San José, en Zaragoza. Es la biblioteca de mi infancia, de mis juegos, de mis lecturas de cómics en la sección infantil y de relatividad general en la sección para adultos. También fue hermoso el motivo del encuentro: los miembros de los dos clubes de lectura de la biblioteca eligieron mi Tierra de nadie para celebrar el Día Mundial de la Poesía. Fue un encuentro maravilloso, endulzado por la interpretación musical de Elena, que acompañó con exquisito gusto la recitación de algunos poemas del libro, y por las inteligentes preguntas de los asistentes.
Gracias de todo corazón a Carmen Ibáñez, directora de la biblioteca, por su cariñosa presentación y por cuidar al milímetro cada detalle del acto (marcapáginas de edición limitada incluidos), y a todos los asistentes por elegir mis versos. Fue un placer encontrarme con vosotros.
