VOCES VALIENTES

Platón, en su alegoría de la caverna, lo deja bien claro. Es muy peligroso hablar de la verdad en una sociedad basada en la mentira. Él mismo vivió las represalias del cautiverio y el dolor de no verse comprendido por quienes decían comprenderle. Alguien que busca conocer puede equivocarse, pero ese equívoco, lejos de ser un lastre, es una nueva oportunidad para seguir adelante.

Hoy en día, que hablamos tan ampliamente de la libertad y de lo buenos chicos que somos, seguimos arrastrando la misma irreflexión y falta de comprensión que vivieron todos aquellos pensadores. Incluso mucha más. Hablar en nuestros días sin temor a las palabras es un acto que supera la valentía hasta rozar lo heroico. Es muy difícil que te comprendan, pero más aún que todos aquellos que renuncian a ver el sol, por el motivo que sea, permitan que les hables sin pudor de algo que no son sombras.

Estos días también me he topado con la ignomina del que se esconde en la caverna e Irene Vallejo, a quien admiro profundamente precisamente por la valentía de sus palabras, ha publicado una columna que habla por sí sola y que agradezco con todo mi corazón, porque supone en estos días de tensión un acicate para seguir siendo valiente.

Gracias, Irene, por tu valentía y cariño. Comparto aquí el artículo, para disfrute de todos.

3 comentarios sobre “VOCES VALIENTES

  1. Las palabras tienen su justo lugar, pero según donde nos empeñamos en colocarlas resulta más difícil escucharlas.

    Interés, riesgo, prima, sube… tienen más o menos valor según quien las maneje.

    Nos dicen que “sube el interés de la prima de riesgo”, quedamos en sus manos (en las de los mercados) y miramos en la dirección que quieren que miremos.

    Yo no quiero que me engañen como a una prima. No quiero correr el riesgo de perder humanidad. Por lo tanto he anulado mi interés por el dinero y compruebo que inmediatamente sube mi interés por el ser humano que tiene valor y no precio.

    Ya sé, David, que me he ido del hilo argumental, pero este calor…¡¡¡

    Totalmente de acuerdo con el artículo de Irene. Me alegra que su reflexión te acompañe, por lo que significa la amistad de ventana abierta al optimismo.

    Un abrazo
    María

  2. María, no te has ido en absoluto del hilo argumental. Al revés, el que me he ido he sido yo para darle prioridad a otros asuntos relacionados con la columna de Irene.

    Totalmente de acuerdo con tus palabras. Nada peor que sucumbir a la banalidad.

    Ahora mismo los artículos de Irene son de lo mejorcito que podemos encontrar en todo occidente. Son análisis sinceros y abiertos que se agradecen en estos momentos en los que hay tanto miserable por ahí suelto.

    Un fuerte abrazo,
    David

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