>Parece ser que ya ni siquiera disimulamos. Nos da igual todo. Al menos, a los que hemos elegido para gobernar. Son una vergüenza las estadísticas al igual que lo son nuestras polémicas…
Como siempre no ha hecho falta nada más que abrir el periódico para encontrarme alguna pamplinada de las de caerse por la ventana y dar saltos de alegría, y como siempre las pamplinadas e indecencias mejoran cada día, como el buen vino. Ahora la polémica se desplaza al Congreso, como muchos de ustedes ya sabrán. Ahora se acusan unos a otros de “machistas” o “feministas”, como si su puestazo de trabajo fuera un juego. Por unas declaraciones o palabras que aún no he tenido la ocasión de oirlas ni entenderlas. Uno abogan por la supuesta ofendida -que hasta que no oiga las palabras, bien puede serla-, otros defienden al supuesto ofensor, probablemente entre risas y cafés en el Congreso de los Diputados. Yo no comprendo cómo a más de uno no se le ha atragantado ya algún que otro bollo a mojar por lo que ocurre diariamente fuera. Siguiendo la pauta del periódico encontramos una noticia relevante: España lidera el ránkin de paro juvenil. Cuando termina de leer a uno se le queda la cara de volver a la anterior noticia, la de los ofensores y ofendidos para ver dónde está la gracia.
Tarde o temprano, el lector comprende que no hay gracia, sino incautos graciosos con jubilación y sueldo de por vida. Mientras los parados, ahora ya de todas las edades, guardan fila sin habiendo cobrado “cuatro gordas”, los piratas del “Alakrana” pueden quedar libres por no saber si son o no mayores de edad o General Motors anuncia que tras la venta a Magna van a producirse nada menos que 900 despidos, los que mandan toman cafés y se rien sus anécdotas, inmutables. No digo que no pueda haber alguna excepción dentro de la camada, pero es innegable que el patrón a seguir pesa como la vida misma. En el fondo, qué más da que ver los programas del corazón, si ya tenemos tertulia política. En el fondo qué más da que no estrenen “Saw VI” en todos los cines o sólo en los X o qué más da si un día todos los parados se embarcan en buques piratas para atacar a nuestros pesqueros. Seguro que algunos de los de arriba se sentirían orgullosos. Yo, mientras, abandono el “barco” y me voy a ver “Millenium II” para ver si la ficción se trata o no de la vida real, como marcó en sus coplas Jorge Manrique.